Lento pero seguro
Hoy, transcurridos los ocho primeros meses del año y con la
economía mundial relativamente estable, las perspectivas parecen ser más optimistas y claras señales de re-activación económica alrededor del mundo son buenas noticias para el comercio internacional; pero, ¿qué tan cercana está su recuperación?
El comercio internacional ha sido uno de los sectores más afectados por crisis económica desatada hace ya poco más de un año. Inicialmente, estimados preliminares del Banco Mundial calculaban una contracción
de los flujos comerciales -la primera desde 1982- del 2% para el 2009. Sin embargo, conforme el panorama fue ensombreciéndose, las proyecciones fueron ajustándose hacia un escenario más pesimista en el que se llegó a pronosticar que la reducción sería del 9% en términos reales (volúmenes), la caída más pronunciada desde la Segunda Guerra Mundial (Fuente: OMC).
Y es que ante el colapso de la demanda mundial -intensificado además por una restricción crediticia a todo nivel (“credit crunch”) y por un pánico generalizado-, la producción industrial se desplomó y, con esta, también los precios de las materias primas y los volúmenes comercializados globalmente. Así por ejemplo, se observa que el Baltic Dry Index -indicador que mide la demanda del servicio de los
barcos que transportan commodities secos como el carbón, hierro, granos, entre otros, y que constituye un efectivo “termómetro” de la actividad comercial mundial- cayó de
su pico de 11,793 puntos en mayo del 2008 a un “fondo” de 663 en diciembre.
Hoy, transcurridos los ocho primeros meses del año y con la economía mundial relativamente estable, las perspectivas parecen ser más optimistas y claras… las proyecciones (de la “alicaída bola de cristal”), también. Como se puede apreciar en el gráfico, hacia finales del primer trimestre del
2009, y luego de un derrumbe a tasas exponenciales nunca antes vistas, las exportaciones de mercancías (así como la producción industrial) comenzaron a mostrar “signos de vida”, principalmente en las economías emergentes encabezadas por China.Parte de esta reestabilización (y leve recuperación económica) se explicaría por los efectos (rezagados) de los planes de estímulo fiscal implementados alrededor del mundo (el de China, uno de los más importantes, fue del 14% de su PBI, por ejemplo) y por la agresiva
política monetaria (principalmente de la FED) destinada a “calmar” el sistema financiero (algo así como echar un vasito de agua para apagar un incendio forestal) y garantizar la fluidez del crédito.
Sobre este último factor, cabe destacar que la masiva inyección de liquidez en EE.UU., sumada a los magros resultados económicos del país y a las expectativas de los mercados, ha comenzado -nuevamente- a debilitar al dólar y, como consecuencia, a empujar al alza los precios de algunos commodities como el oro,que recientemente volvió superar la barrera de los US$ 1,000, y la plata, que alcanzó la semana pasada un máximo de los últimos tres meses. Igualmente, materias primas de uso productivo/industrial (cobre, zinc, petróleo, etc.) también han registrado un cambio de tendencia desde mediados del segundo trimestre, impulsadas, fundamentalmente, por la mayor demanda de China y otras economías emergentes. Otra señal positiva es el repunte del Baltic Dry Index, que, si bien aún se encuentra por debajo de sus niveles precrisis, actualmente fluctúa entre los 2,500 y 3,000 puntos e, incluso, escaló hasta los 4,291 el 6 de marzo.Sin duda, la mejora de todos estos indicadores son buenas noticias -sobre todo para países exportadores de productos básicos como el Perú-; no obstante, hay que ser conscientes de que la completa reactivación de la economía mundial y, por lo tanto, del comercio, será lenta debido a que el consumo estadounidense tardará un buen tiempo en recuperarse pese a las últimas mejoras. China, por su parte, pese al dinamismo de su economía, todavía está lejos de tener un mercado y consumidores equiparables con los norteamericanos (su crecimiento actual no se explica por el consumo privado, por ejemplo). Asimismo, se espera que las economías de Japón y de las potencias europeas crezcan a tasas positivas, pero relativamente bajas por los próximos años.
fuente Comex Peru
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